Censura y coronavirus: qué está sucediendo en los países sin libertad de prensa
- María Candela Orrego
- 5 ago 2020
- 5 Min. de lectura
Actualizado: 10 oct 2020
¿Cómo se las arreglan los periodistas para cubrir la pandemia de COVID-19?

Fuente: La Voce d'Italia
La pesadilla comenzó en China a mediados de noviembre del 2019. Se registraron los primeros contagios en Wuhan, al Este de la provincia de Hubei. Un mes después, el oftalmólogo Li Wenliang envió un mensaje a sus compañeros del hospital a través de la aplicación WeChat (WhatsApp chino), en el que les advertía acerca del brote de un virus similar al SARS. Cuatro días más tarde, funcionarios de la Oficina de Seguridad Pública le llevaron una carta a su casa que lo acusaba de "hacer comentarios falsos" que habían "perturbado severamente el orden social". Lo obligaron a firmar la carta y en enero el joven médico se contagió del virus. Ese mismo mes se declaró la cuarentena en Wuhan y llegó a la ciudad el periodista y activista por los derechos humanos, Chen Qiushi.
Chen es conocido en China por haber cubierto las protestas en Hong Kong en el año 2019 a través de las redes sociales como Twitter y YouTube (ambas prohibidas dentro de China), pero no en Weibo (una de las redes sociales más usadas en el país asiático) debido a que su cuenta había sido eliminada. Mientras el número de contagios crecía en el país comunista, el periodista recorría los hospitales de Wuhan y subía los videos a sus redes.
Tweet de Chen Qiushi un día antes de desaparecer. / Traducción: Poner 1000 camas en el estadio es muy simple, pero ¿cómo comen juntas 1000 personas? ¿Cómo tomar una ducha? ¿Cómo usar el baño? ¿Necesitan usar máscaras las 24 horas? ¿Hay suficiente oxígeno, ventilador y cuándo estará disponible el medicamento para efectos especiales? ¡Este problema me ha preocupado por varios días! Algunos pacientes son viejos y débiles y necesitan cuidados familiares. ~~ Cada paso es muy difícil en este momento
Los primeros días de febrero el oftalmólogo Wenliang falleció debido al COVID-19; y el día 5 de ese mismo mes fue la última vez que se vio al activista Qiushi. Su madre, a través de las redes, dijo que ese día Chen se dirigió al Hospital Fangcang para comprobar si había escasez de recursos.
Mientras tanto, al Oeste del continente asiático, el Ministerio de Salud de Irán confirmaba los primeros casos de coronavirus, pero no informaba el número de contagios. Sin embargo, no es novedad que el estado islámico se reserve algunos datos. Según la clasificación mundial 2020 de libertad de prensa hecha por Reporteros Sin Fronteras, Irán se encuentra en el puesto 173 de 180.

Marina Villén
Marina Villén, corresponsal de la Agencia EFE en Irán hace 10 años cuenta que al comienzo de la pandemia hubo un gran desajuste con las cifras debido a la falta de medios para realizar los diagnósticos, pero en el mes de marzo “se pusieron al día”. Aún así, Villén dice que los datos oficiales, al menos de fallecidos no son “del todo verosímiles” debido a que solo se contabilizan las muertes en los hospitales y se descartan algunos casos positivos pero con otras patologías previas.
El régimen islámico, a pesar de estar atravesando una difícil situación económica, continúa con las restricciones en el ámbito mediático, desde cortes prolongados de internet o el bloqueo de páginas web como Wikipedia. “Para conocer la realidad y no quedarme solo con la versión oficial, ha sido de gran ayuda hablar con personal sanitario”, afirmó la corresponsal. Y a la pregunta de si en algún momento sintió que su vida corría riesgo por el trabajo que lleva a cabo respondió:
“(…) Simplemente hay que tener bien atada la información con buenas fuentes y ser consciente de que hay algunas líneas rojas que es mejor no cruzar o ciertos temas controvertidos que se deben abordar con cuidado y de un modo equilibrado.”
Hablando de líneas rojas, el gigante de Asia a comienzos del mes de junio ya lleva contabilizados 7.054.586 casos, de los cuales el 6% son fallecidos. La periodista Cèline Aemisegger cuenta desde Moscú que todas las mañanas se publica la estadística oficial, pero para no quedarse solo con esos datos también recurre a la Alianza de Médicos, a testimonios del personal sanitario, a voluntarios y estudiantes que trabajan en los hospitales y a los medios de comunicación locales que analizan si los datos son correctos o no. “Recabamos en entrevistas telefónicas o por videoconferencia declaraciones y hacemos entrevistas para tratar de reflejar la realidad sobre el terreno”, dijo la periodista.
Por otro lado, preocupa que según una encuesta de Levada-Center (organización rusa independiente no gubernamental de encuestas e investigación sociológica) llevada a cabo en el año 2019, la televisión estatal es la única fuente de información para el 70% de la población y el Kremlin hace propaganda a través de esos canales (canal RT, Rossiya 24 o Russkoye Radio, son algunos). Por lo cual, aquellos que quieran acercarse a otra visión de la realidad deben acudir a Internet, sobre todo a canales de Telegram (como Mash) y YouTube (Yuri Dudd) ya que no tienen difusión en canales de cable, como sucedió con el canal Dozhd al cual las autoridades le iniciaron una auditoría fiscal.
Hace poco tiempo participe de una charla brindada por Oleg Vyazmitinov, corresponsal de Sputnik, agencia (estatal) internacional de noticias y radio rusa. En ella, el periodista afirmó que no hay temas censurados en Rusia y que es indispensable recurrir siempre a las fuentes oficiales porque es donde se encuentra la verdad. Cuando la conversación tomo rumbo hacia la cobertura de la vacuna rusa reiteró: "La clave es acceder a la información confiable de los expertos, acceder a la información de primera mano y tratar de contraponer a todas las especulaciones y malinterpretaciones la información oficial que proviene de las entidades rusas". Además, habló de la RuNet y explicó que es una cuestión de independencia tecnológica y no de una política de Estado que quiere cerrar sus fronteras tecnológicas, como medios opositores al gobierno de Putin habían dicho.

Fuente: The New York Times / Venezolanos reclaman la liberación del periodista Juan Carlos Díaz
Pero el hostigamiento a periodistas no se queda en Asia, son reiteradas las acusaciones que se le han hecho al mandatario venezolano Nicolás Maduro, no solo por agresiones a la prensa sino también por el desmantelamiento de la industria de medios privados. Un claro ejemplo es el del periodista Juan Carlos Díaz con quien traté de comunicarme, pero no obtuve respuesta. Díaz fue detenido arbitrariamente e imputado por el presunto delito de “instigación a delinquir”, a mediados del 2019. Finalmente, fue dejado en libertad condicional con varias prohibiciones.
Según Human Rights Watch (HRW) y el Hospital Johns Hopkins (JHH) el régimen chavista miente en el número de muertes reportadas (22) para comienzos del mes de junio. Estiman que por lo menos la cantidad de fallecidos debido al COVID-19 debe de ser de 30.000, considerando que la población total del país es de 30 millones de personas y según contó a Clarín la Dra. Page del Hospital Johns Hopkins ni siquiera hay agua en algunos hospitales.
En conclusión, esta nueva cepa de coronavirus ya lleva siete meses en circulación acechando a la humanidad y desconocemos su comportamiento a futuro, por lo que solo nos resta seguir cuidándonos y celebrar nuestro derecho a la libertad de pensamiento y expresión.
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